sábado, 29 de mayo de 2010

Reconocimiento puertos QH

Alrededor de las siete de la tarde del viernes, dos horas más tarde de la hora prevista, partíamos hacia Sabiñánigo, Santos, Montse y yo.

Habíamos planeado un viaje para reconocer los puertos de la marcha cicloturista Quebrantahuesos y Treparriscos, primer objetivo de esta temporada, algunos de ellos, grandes puertos míticos del Tour.

Después de más de tres horas de viaje llegamos al destino y decidimos parar a cenar en el primer asador que vimos. Primer plato y chuletón de kilo cuatrocientos a la piedra para los tres. Bien!

Dos horas más tarde estábamos instalados en el apartamento y listos para dormir.

Amaneció un día radiante y temperatura moderada. Tocaba reconocer el recorrido completo de la Treparriscos, que parte de Sabiñánigo media hora más tarde que su hermana mayor y se dirige hacia Bisecas, donde por la carretera nacional continúa hasta Sallent de Gállego y corona en Formigal, a escasos dos kilómetros del Portalet. Luego desciende por la nacional, se desvía hacia Tramacastilla y vuelve a la nacional hasta llegar a Sabiñánigo. 95Km de recorrido que colmamos con la subida a Hoz de Jaca (con parada ineludible en el impresionante mirador), guinda de la marcha larga, que a pocos resultará dulce.


En el recorrido paramos varias veces, entre otras para un avituallamiento en Sallent de Gállego y para la comida, en Panticosa, así que llegamos al apartamento hacia las seis de la tarde.

Después de visitar la oficina de turismo, abastecernos en el supermercado y preparar la cena, llenamos el estómago y directos a la cama.

El domingo Montse decidió quedarse en el apartamento a descansar para la tercera jornada que también se preveía exigente. Horas más tarde Santos y yo desearíamos en varias ocasiones haber tomado la misma decisión.

La segunda jornada constaba de una salida de 133Km desde Villanúa, pasando por Somport y descendiendo el mismo por Francia, hasta llegar a Escot, donde coronaríamos el Col du Marie Blanque y desharíamos el camino, de nuevo, hasta Villanúa.



La primera ascensión fue a buen ritmo, permitiéndonos alguna fotografía sobre la marcha y disfrutando mucho, muchísimo, de la espectacularidad del escenario. Infinitos matices de verde, altas montañas escarpadas, agua emanando de cualquier lugar...

El descenso, rápido y después de unas indicaciones continuamos hasta Escot donde nos encontraríamos con nuestro verdugo. El Marie Blanque es sin ninguna duda el puerto más duro que he escalado, con cinco kilómetros que oscilan entre el 8 y el 14% de pendiente media según informa el cartel que hay al inicio. Cinco kilómetros que uno pasa, como dice Santos, retorciéndose sobre la bici. Al coronar, una foto para el álbum. Todo parecía ir bien.

Después de llenar los bidones en Escot continuamos hacia España y lo que debía haber sido un terreno fácil de falsos llanos y algún tobogán, empezó a atragantarse un poco al principio y mucho al final y llegamos vacíos a los pies del Somport, que se convirtió en un calvario que se alargó de forma agónica por más de una hora.


Entendí que si queríamos llegar enteros el día 19, debíamos tomar muy en serio nuestra alimentación e hidratación, ya no solo la noche antes, pero la de los días previos y la del mismo día, durante todo el recorrido. No basta con haber acumulado kilómetros en las piernas. La Quebrantahuesos es una prueba realmente exigente que no permite ni un solo error…

Después de un agua carbonatada con azúcar que devolvió algo de vida a nuestras piernas y cerebros iniciamos el descenso ya nada agradable hasta Villanúa donde cogimos el coche.

Al llegar a casa recuperamos a base de paella, que Santos preparó la noche anterior. Chapeau!

Más tarde nos dimos un homenaje en el spa de Villa Virginia del que personalmente salí bastante reconfortado.

Cena a base de carbohidratos, unas risas con los gags de Oregon y a la cama.

Al despertarnos, recogimos el apartamento y partimos para enfrentarnos al tercer gran puerto del viaje: el col du Pourtalet desde Laruns.


Aparcamos a escasos metros de la frontera con Francia y descendimos el larguísimo puerto. Hasta que no hubimos descendido bastante no conseguí librarme del frio. ¡Fue media hora larga de un descenso increíble!

Una vez abajo, comimos queso y pan artesanal. Aun a riesgo de resultar pedante… ¡Exquisitos!

Llenamos bidones e iniciamos la ascensión hasta que a tres kilómetros Montse cayó en la cuenta que me había dejado el bidón en Laruns. Montse siguió y yo bajé a por él.

De vuelta, encontré a Santos esperándome y empezamos a subir a buen ritmo. Después de cada una de las curvas buscaba a Montse pero, kilómetro tras kilómetro, no conseguíamos darle caza. No fue hasta el paso por Gabas que nos encontramos. Había parado a descansar.


Minutos después de haber reiniciado la marcha nos adelantó un ciclista local y Santos salió tras él. Montse y yo seguimos a nuestro ritmo y kilómetro a kilómetro superamos la tercera prueba.

Después de comer y hacer una breve visita a Lluis Planagumà que, junto a otros compañeros de trabajo de Santos habían llegado al final de su tercera etapa de la transpirenaica, en la población de Senegüé, iniciamos nuestro camino de regreso a Barcelona.

¡Un gran fin de semana!

domingo, 16 de mayo de 2010

De vuelta a los ruedos!

Después del calvario de lesiones que se han encadenado desde el mes de noviembre del año pasado, he vuelto a los triatlones. No para quedarme. De momento no entra en mis planes. Pero Sant Feliu de Guíxols no me la pierdo por nada del mundo!

Venía a su vigésimo primera edición a nadar tranquilo, sin golpes y sin hacer ni un metro de más, a dar caña en la bici, según me sintiera, y a andar más que a correr (ayer era el tercer dia que corría en las dos últimas semanas después de cuatro meses sin hacerlo) plan que seguí a rajatabla a excepción de que, para mi sorpresa, no me vi obligado a andar en el último segmento.



Con todo y con eso, y a pesar de verme obligado a parar unos segundos antes del giro del segmento de ciclimo a colocar la cadena, que se había salido por fuera del plato, conseguí cruzar la meta con en un tiempo muy digno.

Y si no.. juzgad vosotros mismos:

any - Posicio - Temps - Pos - Swim - Pos - Bike - Pos - Run
2009 - 118 - 1:13:36 - 116 - 14:28 - 98 - 38:16:00 - 157 - 20:52
2010 - 131* - 1:12:58 - 93 - 13:10 - 140 - 38:10:00 - 167 - 21:38

Un muy buen punto de partida para la temporada 2010 que espero retomar después de la Quebrantahuesos.

*Hay varios atletas duplicados en la clasificación por lo que, si mis cálculos son correctos y no me he despistado, llegué en 131ª posición.

Pd: Gracies a LES DE SEMPRE per les vostres energies i el vostre suport. A totes tres! En especial a tu, que m'acompanyes a totes! Petons!

lunes, 10 de mayo de 2010

Segundo examen forzado: Terra de Remences

El pasado fin de semana participé en la ..... edición de Terra de Remences que recorre 175Km por las comarcas de la Garrotxa, el Ripollès y Osona y asciende a puertos como Capsacosta, Bracons o Condreu desde Manlleu.



Llegaba a la cita con muy pocos kilómetros en las piernas y con un enorme interrogante de si estas iban a ser capaces de llevarme hasta la linea de meta.
Pasamos la tarde anterior ya en el lugar, recogimos dorsales y demás, cenamos como Dios en “Ca La Matilde”, parada obligatoria en todas nuestras visitas por la zona, y dormimos en un Bungalow en Sant Feliu de Pallerols. Monti, Santos, Montse y un servidor.
Sant Esteve d’en Bas es una pequeña población a unos 20Km de Olot y impresionaba ver tantísimos ciclistas inundando sus calles.La idea inicial era tomarnos la cicloturista como un entreno largo, guardando mucho por lo que nos pudiéramos encontrar en los últimos kilómetros antes de meta. Todos juntos excepto Montse que iba a hacer su propia guerra en la marcha menos larga.


Sin embargo ya en el primer puerto, Capsacosta, de primera categoría, Monti no se sentía bien. En el primer avituallamiento nos comentó que prefería que no le esperáramos. Seguramente coronando Bracons daría media vuelta hasta meta.

Así pues, justo cuando la lluvia arreciaba, descendíamos hacia Ripoll. Afortunadamente esta cesó al poco rato y nos respetó el resto de la ruta.
No recuerdo sufrir en ningún momento hasta los últimos kilómetros antes de separarnos de la marcha corta para encarar Bracons, donde el viento soplaba con fuerza y que no nos permitía rodar a más de 22Km/h.

Bracons es un puerto de primera categoría con medias de desnivel que rozan los dos dígitos en algunos kilómetros. Y cuando llevas 100Km en tus piernas es otra historia.
Aun así aun me encontraba fresco y fui recogiendo cadáveres hasta llegar al avituallamiento.
Parada técnica y descenso por la otra cara dirección a Manlleu. Ya no había vuelta atrás. La suerte estaba echada.

En el descenso empezó a fallarme el cambio. La cadena se salía por la parte exterior del plato grande así que tuve que hacer todo el recorrido con el pequeño, acoplándome en los llanos y en los toboganes y buscando protección detrás de Santos para poder mantenerme a su rueda.
En aquellos toboganes las piernas empezaron a dar algunos signos leves de fatiga.
No me preocupaban en exceso. Me había alimentado e hidratado bién durante todo el tiempo.
Una vez en Manlleu rompimos hacia Cantonigrós. Empezaba aquel puerto suave que tan bien se sube cuando estás fresco, pero que resulta tremendamente psicológico cuando te lo colocan en el kilómetro 140.

En Cantonigrós solo quedaba la última parte hasta el Coll de Condreu que creíamos que estaba más cerca y personalmente se me atragantó un poco.
Una vez en el coll sabía que la cosa estaba hecha. Un largo descenso hasta la Vall d’en Bas i directos hasta meta. El plato volvió a entrar y cruzamos la meta agotando las últimas fuerzas en un tiempo de aproximadamente 7h 30’.

Si me hubieran dicho un mes atrás que en mayo sería capaz de esto, no lo hubiera creído.

Ahora la quebrantahuesos ya se ve de otra manera...

lunes, 19 de abril de 2010

Camino a Sabiñánigo

Vuelve el buen tiempo. O eso espero. Que vuelva el buen tiempo. El de los días soleados y las temperaturas moderadas. El de los buenos entrenamientos, sin preocuparme por las lesiones o las recaidas, y la competición. Y es que desde mi última entrada en este blog, he estado saliendo de una lesión para caer en otra, entrenando a cuentagotas y nunca a gusto.

Hace ya dos o tres semanas que empecé los entrenamientos de ciclismo, aumentando el volumen gradualmente y ayer, un poco a marchas forzadas acudí a la cita de les Rutes del Montseny, una cicloturista con salida y llegada en Granollers, que celebraba su 30 edición.

Por supuesto opté por inscribirme a la ruta “corta”, de 135Km, que cruzaba poblaciones como Cànoves, Sant Celoni, Viladrau, Seva o Santa Maria de Palautordera y coronaba ascensiones como la de Santa Fe del Montseny y Collformic.



Tomé la salida con el único propósito de terminar sano y salvo. El día no acompañaba demasiado. Estuvo lloviendo intermitentemente durante toda la jornada.

A la salida de Granollers el pelotón, de más de 700 ciclistas, marcó un ritmo tranquilo que me permitió calentar las piernas y quitarme de encima el temor de una salida a degüello que me obligara a afrontar el recorrido solo. A medida que acumulábamos kilómetros el gran pelotón fue deshaciéndose hasta que quedé en uno de una veintena de ciclistas.

Llegamos a Sant Celoni, donde se iniciaba el puerto que nos llevaría a Santa Fe del Montseny, me descolgué del pelotón y busqué mi ritmo desde el principio.

Poco a poco me fui encontrando más cómodo y pude ir incrementando un poco el ritmo, siempre consciente de lo que quedaba por delante y muy prudente por mi desconocimiento de hasta donde iban a poder llevarme las piernas, hasta llegar a un grupo de seis ciclistas con el que pasé por Santa Fe y llegué al primer avituallamiento en Sant Marçal.

Después de una breve pausa en la que aproveché para estirar un poco los músculos, comer algo y rellenar el bidón de agua, continué el descenso hasta Viladrau y Seva, donde empezaba la segunda ascensión de la ruta, Collformic.

Tardé en caer en la cuenta de quien eran aquellos ciclistas que pasaban como exhalaciones a 25Km/h en puntos donde el desnivel rondaba el 6%. La larga y la corta volvían a unirse en Seva después de haberse separado algunos kilómetros depués del avituallamiento de St. Marçal. Llevaban 125Km en las piernas y había que verles subir...


Coronando Collformic, en el kilómetro 90, venían más de 20 hasta Santa Maria de Palautordera. Durante el descenso volvió a aparecer la lluvia. Fui cauto y moderé la velocidad.

Después de Santa Maria de Palautordera y cuando pintaba todo cuesta abajo, llegaban 30Km de toboganes que se me atravesaron. Muy poco les quedaba ya a mis piernas, por lo que opté por dejar escapar todos los pelotones que pasaron y llegar a meta a relentí en un tiempo de alrededor de 6 horas.

Huelga decir que estoy MUY satisfecho y feliz de haber terminado, dadas las circunstancias, y de no haber sentido molestias en ningún momento de anteriores lesiones. Ahora, unos merecidos días de descanso para recuperar y asimilar el entreno y sobretodo para evitar problemas. Prefiero pecar de prudente por ahora.

Espero seguir en este camino y llegar en buen estado de forma a las próximas citas del calendario: Terra de Remences y Quebrantahuesos.

Gracias David por acompañarme desde Collformic! No será la última salida que haga por allí. A ver si te apuntas a la próxima.

Gracies Montse per ser com ets! Me'n recordaré sempre d'aquest dia i del teu detall! Un petó!!