lunes, 10 de mayo de 2010

Segundo examen forzado: Terra de Remences

El pasado fin de semana participé en la ..... edición de Terra de Remences que recorre 175Km por las comarcas de la Garrotxa, el Ripollès y Osona y asciende a puertos como Capsacosta, Bracons o Condreu desde Manlleu.



Llegaba a la cita con muy pocos kilómetros en las piernas y con un enorme interrogante de si estas iban a ser capaces de llevarme hasta la linea de meta.
Pasamos la tarde anterior ya en el lugar, recogimos dorsales y demás, cenamos como Dios en “Ca La Matilde”, parada obligatoria en todas nuestras visitas por la zona, y dormimos en un Bungalow en Sant Feliu de Pallerols. Monti, Santos, Montse y un servidor.
Sant Esteve d’en Bas es una pequeña población a unos 20Km de Olot y impresionaba ver tantísimos ciclistas inundando sus calles.La idea inicial era tomarnos la cicloturista como un entreno largo, guardando mucho por lo que nos pudiéramos encontrar en los últimos kilómetros antes de meta. Todos juntos excepto Montse que iba a hacer su propia guerra en la marcha menos larga.


Sin embargo ya en el primer puerto, Capsacosta, de primera categoría, Monti no se sentía bien. En el primer avituallamiento nos comentó que prefería que no le esperáramos. Seguramente coronando Bracons daría media vuelta hasta meta.

Así pues, justo cuando la lluvia arreciaba, descendíamos hacia Ripoll. Afortunadamente esta cesó al poco rato y nos respetó el resto de la ruta.
No recuerdo sufrir en ningún momento hasta los últimos kilómetros antes de separarnos de la marcha corta para encarar Bracons, donde el viento soplaba con fuerza y que no nos permitía rodar a más de 22Km/h.

Bracons es un puerto de primera categoría con medias de desnivel que rozan los dos dígitos en algunos kilómetros. Y cuando llevas 100Km en tus piernas es otra historia.
Aun así aun me encontraba fresco y fui recogiendo cadáveres hasta llegar al avituallamiento.
Parada técnica y descenso por la otra cara dirección a Manlleu. Ya no había vuelta atrás. La suerte estaba echada.

En el descenso empezó a fallarme el cambio. La cadena se salía por la parte exterior del plato grande así que tuve que hacer todo el recorrido con el pequeño, acoplándome en los llanos y en los toboganes y buscando protección detrás de Santos para poder mantenerme a su rueda.
En aquellos toboganes las piernas empezaron a dar algunos signos leves de fatiga.
No me preocupaban en exceso. Me había alimentado e hidratado bién durante todo el tiempo.
Una vez en Manlleu rompimos hacia Cantonigrós. Empezaba aquel puerto suave que tan bien se sube cuando estás fresco, pero que resulta tremendamente psicológico cuando te lo colocan en el kilómetro 140.

En Cantonigrós solo quedaba la última parte hasta el Coll de Condreu que creíamos que estaba más cerca y personalmente se me atragantó un poco.
Una vez en el coll sabía que la cosa estaba hecha. Un largo descenso hasta la Vall d’en Bas i directos hasta meta. El plato volvió a entrar y cruzamos la meta agotando las últimas fuerzas en un tiempo de aproximadamente 7h 30’.

Si me hubieran dicho un mes atrás que en mayo sería capaz de esto, no lo hubiera creído.

Ahora la quebrantahuesos ya se ve de otra manera...

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